El mar Cantábrico baña, entre Castropol y Bustio, pueblos que han sabido conservar su esencia marinera, arenales infinitos y pequeñas calas, así como abruptos acantilados. Aquí te recomendamos diez paradas imprescindibles, de oeste a este, en un road trip por la costa de Asturias.
Luarca
De Luarca se dice que es la villa blanca de la Costa Verde. Distribuida como un anfiteatro circundando el pintoresco puerto pesquero, disfrutarás la panorámica desde el mirador de Luarca.
Otro mirador que hay que visitar es el de El Chano, junto a la ermita de San Roque. La Mesa de Mareantes y Navegantes y el cementerio, considerado el más bonito de la costa norte, son visitas obligadas. En el cementerio descansa el Nobel Severo Ochoa, natural de Luarca y, en la misma zona, se hallan la capilla de Atalaya y el faro de Luarca, emplazamiento ideal para ver la puesta de sol. Hablando de Severo Ochoa y de ciencia, no te pierdas el Parque de la Vida si quieres adentrarte en los misterios de la Tierra, el espacio y el mar.
Otra agradable sorpresa son los jardines de la Fonte Baixa, el jardín botánico de titularidad privada más grande de España. No te marches sin fotos del barrio de pescadores de El Cambarral, el Puente del Beso y alguna de las numerosas casas de indianos.
Cudillero
Con sus coloridas casas, este recogido y pintoresco pueblo marinero es uno de los más visitados y fotografiados del Principado.
Varios son los miradores que se distribuyen por las laderas del conjunto histórico-artístico. Los miradores de la Garita y La Atalaya ofrecen vistas al faro de Cudillero, además de al pueblo y al puerto.
Como curiosidad os contaremos que desde el puerto puede subirse también a la parte alta del pueblo a través de un túnel con el que se canaliza el río Piñera. En donde finaliza el túnel, solo tendréis que cruzar la carretera para encontrar la capilla del Humilladero, la construcción más antigua de Cudillero.
Cabo de Peñas
Es el norte del norte. La punta más septentrional de Asturias es un balcón abierto al Cantábrico entre escarpados acantilados que ofrecen un paraje de espectacular belleza.
El faro alberga un pequeño centro de interpretación, mientras que un pequeño paseo con pasarelas de madera nos permite acercarnos al borde del mar.
Situado entre Avilés y Gijón, en los alrededores de Cabo Peñas se encuentran dos poblaciones de gran interés: Luanco y Candás. Los amantes del senderismo sin duda disfrutarán de las rutas que pueden hacer por la zona.
Tazones
Tazones, al igual que Cudillero, es uno de los pueblos más bonitos de España.
Escondido entre frondosas colinas al final de la ría de Villaviciosa, enamora con su arquitectura tradicional y es conocido por su gastronomía gracias a su puerto pesquero y sus cetáreas.
No olvides, además, que Tazones pertenece al municipio de Villaviciosa y se encuentra en pleno corazón de la comarca de la sidra.
Es célebre también porque aquí desembarcó el que sería el rey Carlos V la primera vez que pisó suelo español.
Lastres/Llastres
Lastres completa el trío de los pueblos costeros asturianos más bonitos de España.
El puerto y sus empinadas calles sorprenden con construcciones como la Torre del Reloj y, si lo que queremos es una vista panorámica, debemos subir al mirador de San Roque.
No obstante, uno de los grandes polos de atracción de esta antigua villa ballenera, sobre todo para las familias, es el Museo del Jurásico de Asturias.
Algo más alejado, aunque a menos de media hora de coche, se encuentra uno de los miradores míticos de Asturias: el mirador de El Fitu.
Ribadesella/Ribeseya
Además de ser puerta de los Picos de Europa, Ribadesella conserva un interesante casco histórico que nació en el barrio de pescadores del Portiellu, en cuya parte alta podrás descubrir la Escalera de colores. Desde ella se alcanza el Mirador de la Cuesta, aunque si prefieres una panorámica más amplia debes subir a la ermita de la Virgen de la Guía.
Pero hablar de Ribadesella es, por supuesto, hablar del Descenso Internacional del Sella. La competición de piragüismo más concurrida del mundo tiene su propio paseo de vencedores, que discurre paralelo al río.
Otra opción para los andarines es el Paseo de Grúa, donde podrás ver seis murales de cerámica dibujados por Mingote.
En la otra orilla del Sella, es obligada la visita a la Cueva de Tito Bustillo, centro de arte rupestre declarado Patrimonio de la Humanidad.
Acantilados del Infierno
A apenas tres kilómetros de Ribadesella, nos encontramos con los espectaculares Acantilados del Infierno, donde una serie de farallones dibujan caprichosas formas haciéndonos sentir toda la fuerza del Cantábrico.
Una ruta de senderismo de poco más de cinco kilómetros une el área recreativa del Infiernu con los acantilados y la playa de Guadamía, que aparece y desaparece con las mareas.
Bufones de Pría
Ya en el municipio de Llanes, y en las proximidades de la playa de Guadamía, se puede disfrutar de todo un espectáculo natural. Aunque para vivirlo en todo su esplendor necesitamos que la marea esté alta y que haya mar brava. Los bufones son grietas y chimeneas abiertas en la tierra debido a la erosión del mar y de ellos brotan chorros de agua y espuma. Cuanto más oleaje y fuerza tiene el mar, más altos los chorros.
Playa Gulpiyuri
Ha sido bautizada como “la playa más pequeña del mundo” y tiene la declaración de monumento natural. No es para menos porque, a pesar de que a muchos visitantes les sorprende su pequeño tamaño, es una playa de interior con arena blanca y agua salada pero que está rodeada de prados y no tiene salida directa al mar. ¿Y cómo es esto posible? El agua se filtra a través de las rocas de los acantilados que la separan del Cantábrico. Eso sí, hace falta que la marea esté alta.
Llanes
Su casco antiguo, tachonado de casas nobles y de indianos, es conjunto histórico-artístico. Entre las construcciones principales hay que fijarse en el Palacio del Conde de la Vega del Sella, el Casino o la basílica de Santa María del Conceyu, uno de los pocos ejemplos del gótico en Asturias.
En el puerto, lleno de bares y restaurantes, merece la pena llegar hasta el espigón para ver ‘Los cubos de la memoria’, los bloques de contención pintados por Agustín Ibarrola. En la dirección contraria, desde la playa del Sablón, unas escaleras suben al mirador de San Pedro, donde se inicia un pequeño paseo al borde del mar sobre una línea de acantilados.
¿Quieres seguir descubriendo la costa asturiana? Te sugerimos leer estos otros posts sobre los diez faros más espectaculares de Asturias, qué ver y qué hacer en Gijón y la Ruta del agua en Avilés.
Imagen de: Turismo de Asturias.