Fog Computing es un modelo de computación que extiende la computación en la nube (cloud computing) más cerca del borde de la red (edge); es decir, más cerca de los dispositivos que generan y consumen los datos (sensores, cámaras, vehículos, smartphones...) en vez de enviarlos directamente a la nube para su tratamiento.
De manera literal, Fog Computing es algo así como una "nube más cercana a los dispositivos" que se sitúa a medio camino entre la nube tradicional y el borde de la red (edge computing).
Objetivos y claves principales de Fog Computing
Fog Computing distribuye recursos de cómputo, almacenamiento y red entre el cloud y los dispositivos finales y permite procesar datos localmente, o cerca del origen, antes de enviarlos a la nube.
Es importante destacar que Fog Computing no sustituye a la nube, sino que la complementa, así que, si es necesario, la información procesada localmente podría enviarse posteriormente a la nube para su almacenamiento o análisis más profundo.
Fog Computing destaca por su capacidad para el procesamiento distribuido de datos cerca de su fuente, su menor uso de ancho de banda y un mejor control de datos que facilita la privacidad y la seguridad en entornos locales, aumentando también la confiabilidad y seguridad en sistemas críticos.
Además, prioriza la reducción de la latencia y mejora el tiempo de respuesta, optimiza el tráfico hacia la nube y resulta especialmente eficiente y escalable en aplicaciones IoT.
Para qué se usa Fog Computing
Fog Computing es un modelo polivalente esencial para aplicaciones IoT, escenarios industriales y contextos urbanos o sanitarios donde resulte fundamental la velocidad, la eficiencia y la autonomía en el procesamiento de datos.
Algunos ejemplos prácticos de uso son:
-
Vehículos autónomos: Fog Computing es capaz de procesar datos en tiempo real sin depender de la nube.
-
Industria 4.0: ofrece múltiples posibilidades a la hora de monitorizar y controlar maquinaria localmente.
-
Smart Cities: ayuda en la gestión de, por ejemplo, semáforos, cámaras, iluminación pública o sensores de tráfico.
-
Salud y telemedicina: permite la monitorización de pacientes con dispositivos médicos conectados (wearables) que procesan y filtran la información localmente, enviando solo alertas críticas.
-
Videovigilancia: analiza en tiempo real imágenes de cámaras instaladas en espacios públicos o privados y detecta anomalías o incidencias.